Las ranas también se enamoran

Título: Las ranas también se enamoran.
Autora: Megan Maxwell.
Editorial: Versátil.
Género: Chick-lit.
Fecha: 2011.
Número de páginas: 384.

* Sinopsis:

Él no quería compromisos, ella tampoco, pero el destino se empeñó en llevarles la contraria.

Marta Rodríguez es una joven y divertida madre soltera que conduce una Honda CBF 600. Trabaja en el taller de moda flamenca de Lola Herrera, donde hace un poco de todo. Pero la vida de Marta, y su entorno, dará un giro de 180 grados cuando el hijastro de su  jefa, Philip Martínez, un empresario inglés, serio a la par que sexy, se cruce en su camino.

¿Qué será Philip, una rana o un sapo más en el gran charco de la vida?

* Opinión personal:

Los que ya sabéis qué suele ocurrirme con los libros de Megan, podéis imaginaros el resto de la reseña. Es más, podría indicaros los enlaces de otras que he hecho y veríais más de lo mismo porque, ¡joder!, los libros de Megan Maxwell son TODOS iguales. 

Siendo lo más honesta posible, a sus historias le cambiáis los títulos, los nombres de sus personajes y la localización de los mismos y listo, ahí tenéis un nuevo libro con el que forrarse por tener lectores asiduos nada exigentes. Y yo misma entro al trapo que, ilusa de mí, creyendo que podría ofrecerme algo refrescante y diferente, me topo con más de lo mismo... eso sí, reconozco que entretiene. 

Las ranas también se enamoran es una historia más en las que nos narra la vida de una mujer en la treintena, pseudo-madura, independiente y trabajadora, que entiende de fútbol y motos (el filón para atraer a los hombres) pero, lejos de ser la Barbie oxigenada, usa  una 44 de pantalón. Sin embargo, su carácter fuerte, su rebeldía y cabezonería - además de orgullo - es capaz de enamorar al joven, atractivo y rico, ¡ojo, un conde!, rubio inglés. Un hombre rígido y educado, lo opuesto por completo, pero que cae rendido a sus pies por su llamémosle jovialidad... 

Toda la historia es la típica montaña rusa amorosa y predecible en la que Megan tiende a situar habitualmente a sus personajes, esta vez entre lugares como Madrid, Sevilla y Londres. El desparpajo de los mismos es lo que tiende a entretener y su prosa, siempre cercana a sus lectores, coloquial sin necesidad de ser vulgar, engancha aunque me cabree y sepa lo que va a pasar... 

Por supuesto, como toda obra de la autora que se precie, cuenta con inseparables y alocados amigos de los protagonistas que están más salidos que el pico de una plancha y son instructores sexuales pseudo-liberales. Además, las escenas de sexo que se narran sin pelos en la lengua y con naturalidad, siendo probablemente un punto fuerte de la historia para muchos de sus lectores, a mí me suenan a más de lo mismo, otra vez. Casi es un copia y pega de otros libros, aunque igual cambiamos el sofá por el tocador y la cama por la ducha. O no, y pasa en todos... ¡Todos son fervientes y satisfactorios amantes!

Muchos os preguntaréis, ¿por qué narices sigues empecinada en leer libros de Megan Maxwell si al final despotricas? ¡Yo también me lo pregunto! Dejo pasar meses entre ellos, desintoxicarme y vuelvo con ganas de algo fresco porque, reconozcámoslo, desparpajo tiene un rato. Pasa que no es original, todos sus libros son iguales y eso es lo que acaba por fastidiarlo.

En resumidas cuentas, si habéis leído otros libros como Deseo Concedido y ¡Ni lo sueñes!, por poner un par de ejemplos, habréis leído Las ranas también se enamoran. Es una historia con más de lo mismo: el triunfo del amor entre seres contrapuestos, mujeres supuestamente independientes pero con complejos físicos que, reivindicando no ser esqueletos andantes sí que merecen al buenorro de turno y a ser posible con una buena... ¡cartera!

Te echas unas risas, es entretenido, pero nada original, desesperante en ocasiones, predecible en el resto. No sabría cómo calificarlo.

PD: Tengo algunas objeciones más. Hay faltas de ortografía a raudales y una localización andaluza pésima. 

¿Lo habéis leído? 

¿Qué opináis vosotros al respecto?

¿Creéis que todas las obras de Megan son iguales o apreciáis las diferencias?

¿Creéis que habría alguno de sus libros que me llegase a gustar, sin pegas?

¡Contadme, os leo!