¡Bienvenido 2017!

La gran mayoría quiere darte una fuerte patada en el culo, 2016. Sin embargo, yo quiero romper una lanza en tu favor... 

La verdad que no me gustaría recordarte de mala manera, como intento hacer con cada año que pasa porque, realmente, aunque haya cosas negativas, al final siempre vamos mejorando de un modo u otro. No obstante, aunque quisiera, hay motivos fundamentales por los que para mí ha sido un año grandioso.

Tampoco quisiera hacer hincapié en las desgracias ocurridas a lo largo del mundo: atentados terroristas que nos llevan a plantearnos la miseria de la evolución del ser humano o el fallecimiento de artistas del cine y la canción, tanto a principios de año como ahora para finalizarlo. Sinceramente, no tengo ganas de retorcerme en aquellas penurias sin más, porque no conseguimos nada amargándonos de tal manera. Aunque desde luego formará parte de mis deseos para años venideros que se consiga poner fin a esas malditas luchas de poder y enfrentamientos sanguinarios en nombre de un Dios...

2016 ha sido algo más... Me ha permitido evolucionar, dar pequeños pasos adelante. Me dio la oportunidad de conseguir un pequeño trabajo que me trajo grandes vivencias rodeada de niños, así como la posibilidad de pagarme un viaje extraordinario a Londres, con mi compañero de aventuras. Pero finaliza no sólo con la estabilidad de un empleo, sino que además se trata de un contrato indefinido. Algo que no creía posible tal y como estaban las cosas y, a más inri, me siento satisfecha, entusiasmada y realmente contenta de estar donde estoy.

Por si fuera poco, debo añadir que a principios de año ya ocurrió lo más grande del mismo, y es que nació mi sobrino. Un regalo que, sin ser de sangre (porque es el hijo de mi gran amiga de toda la vida), supone tanto como si lo fuera y es lo más maravilloso que puedo destacar de 2016. Nada más que por eso, ya ha merecido la pena.

Sigo regodeándome en mis elecciones personales. Me enriquecen las personas con las que quiero y quieren estar, los de siempre; aquellos que llevan al extremo el valor de la palabra amistad. A quienes no les pesa sacar un hueco para vernos. Y siguen ahí.

Me gusta poder decir también que hay gente que ya no está, pero no porque se hayan ido en esta ocasión, sino porque yo misma decidí que no merecían la pena. Hay que apartarse de la toxicidad y existe gente demasiado tóxica (permitidme la redundancia). Lo dicho, sigo evolucionando. Son actos que ya no me pesan porque, si dejan de aportar algo bueno por ínfimo que sea, ¿de qué sirve querer obcecarse en pasarlo mal?

La vida poniéndome firme...

En resumidas cuentas, 2016 ha sido un año para recordar. Entre otras cosas, le pediré al 2017 que me siga permitiendo evolucionar... y, cómo no, ¡mis mejores deseos para todos vosotros!

Gracias infinitas a los que seguís ahí, a los que habéis llegado durante este año y habéis decidido quedaros. Espero, de corazón, que vuestro año haya sido positivo y recordad que siempre se puede mejorar, por lo que no se debe perder la esperanza ni el optimismo. Que recibáis lo mejor que merezcáis y seáis tan felices como os propongáis ser. 

FELIZ AÑO NUEVO