Héroes: Hércules y los 12 trabajos

Habiendo concluido hace tiempo con el Panteón Olímpico Griego, ya era menester que siguiéramos con la mitología en otra línea de interés como podría ser el caso de los Héroes. La intención es hacerlo de la misma manera, con las descripciones justas y la información más detalladamente posible para que las entradas resulten amenas. 

Iniciamos el pasaje dedicado a los héroes con Heracles (Hércules para los romanos). Como dato curioso cabe añadir que resulta verdaderamente incongruente cuando nos referimos en un mismo pasaje a Zeus, por ejemplo, nombrando tras él a su hijo como Hércules (como ocurre en el caso de la película Disney). Por ello, para quienes no lo supieran, su denominación griega es la primera. 

Los héroes podían ser hijos de un Dios y una mujer mortal, o viceversa; así es como se conoce a la gran mayoría. Sin embargo, también podían ser hombres que por acciones relevantes llegaron a merecer la consideración como tal. Superan al hombre en fuerza, audacia y poder, pero comparten con ellos la condición de seres mortales (aunque alguno llegó a deificarse). Su popularidad fue tal que ha llegado hasta nuestros días como símbolo de los valores universales que han representado (como la amistad, el ingenio o la fidelidad). 

Heracles/Hércules nació como fruto de la unión carnal de Zeus con Alcmena, una princesa tebana muy famosa por su fidelidad hacia su esposo, Anfitrión. El Dios la sedujo tomando la apariencia de su marido, prolongando el encuentro nocturno durante horas. 

El momento del alumbramiento fue una auténtica tortura para la joven mortal, pues los celos de Hera provocaron que éste se alargara en demasía. Finalmente, nacería el semi-dios más famoso de toda la mitología grecorromana. 

Una de las versiones expone que, cuando nació, Alcmena lo sacó de la ciudad y lo abandonó para que muriera porque tenía miedo de la diosa. No obstante, Atenea - como protectora de Heracles - llevó al niño junto con Hera, convenciéndola de que se compadeciera de él y le diera de mamar, un alimento que lo convertiría en inmortal. El niño apretó tanto el pecho que la leche saltó hasta el cielo, originando lo que actualmente conocemos como la Vía Láctea. Otras versiones comentan que fue Hermes quien, por orden de Zeus, llevó al niño a los pechos de Hera mientras ésta dormía y que cuando despertó, arrojó a la criatura lejos de sí, fluyendo la leche de su pecho y dejando en el cielo una estela. 

La fuerza es lo que más caracteriza a este personaje y ya desde pequeño contaba con ella. Aproximadamente entre los 8 y 10 meses, estando aún en la cuna, Hera envió dos serpientes para que lo devoraran, pero Heracles las estranguló. Desde muy joven fue confiado al centauro Quirón, pasando por grandes maestros que le enseñaron las distintas artes: el arco (Eurito); lucha armada (Cástor); guía del carro (Autólico); tocar la lira y cantar (Lino), entre otros. 

Con el tiempo, conoció a la joven Mégara (su primera mujer), con quien se casaría y tendría hijos. Sin embargo, en un acceso de locura instigado por la diosa, Heracles los mató. Como castigo, el oráculo de Apolo en Delfos ordenó que sirviera al rey de Tirinto, Eristeo, un primo suyo, durante doce años y así realizar diversas tareas que éste le encomendaría. Si realizaba con éxito todos estos trabajos obtendría como premio la inmortalidad. 

No obstante, el número de doce trabajos es una tradición bastante tardía, ya que muchos mitógrafos no los mencionan pero, igualmente, son de los pasajes más famosos que se le atribuyen al héroe que nos ocupa. Para poder llevarlas a cabo, fue convenientemente equipado por otros dioses: Atenea le regaló una túnica; Hefesto, una armadura; Hermes, una espada; y Apolo le proporcionó el arco y las flechas. 

Sus atributos principales surgen a raíz de algunos de dichos pasajes que veremos a continuación, destacando el garrote, clava o maza - arma que él mismo se habría fabricado con madera de acebuche u olivo - y la cabeza y piel del León de Nemea, conseguidos en su primer trabajo. 

LOS DOCE TRABAJOS

1. El León de Nemea. 

Euristeo le ordenó que matara a un león que vivía en una cueva y aterrorizaba a los que habitaban en Nemea, devorando hombres y ganados, cuya piel no podía ser atravesada por ningún arma. 

Finalmente, tras varios intentos, Heracles acabó matándolo al asestarle un mazazo en la cabeza o, según otros autores, estrangulándolo con sus propias manos, rompiéndole las quijadas y arrancándole la piel con sus propias garras. A partir de aquí, la piel y la cabeza les sirvió de yelmo convirtiéndose, como decíamos, en sus principales atributos. 

2. La Hidra de Lerna.

Serpiente gigante o monstruo con siete o nueve cabezas, que asolaba las cosechas y los ganados de la región de Lerna (cerca de Argos), resultando mortal incluso expulsando su aliento. Según algunas versiones, fue criada por Hera para que sirviese de prueba de Heracles. Éste debía matarla, pero cada vez que le cortaba una cabeza salían otras dos en su lugar.

Logró vencerla quemando las cabezas con una antorcha. La última era una cabeza inmortal y terminó por cortarla, enterrándola bajo una roca e hincándole finalmente sus flechas empapadas en su propia sangre venenosa. 

3. El Jabalí de Erimanto.

Este animal, que aterrorizaba a quienes vivían cerca del monte de Erimanto, debía ser capturado vivo. Heracles, con sus gritos lo forzó a salir de su guarida, persiguiéndolo durante horas y, una vez estuvo fatigado, consiguió capturarlo, atándolo con cadenas, portándolo sobre los hombros hasta entregárselo al rey. 

4. La Cierva de Arcadia o Cerinia.

El héroe recibió la orden de capturar a esta gigantesca cierva con pezuñas de bronce y cuernos de oro viva, porque estaba consagrada a Artemisa y matarla hubiera sido un acto impío. Era muy veloz, pero Heracles la persiguió durante un año entero, fatigándola y consiguiendo herirla levemente con una flecha, para así poder transportarla hasta el rey.

5. Las Aves del Lago Estínfalo.

La misión del héroe era expulsar del lago Estínfalo, en Arcadia, a ciertas aves con un pico, garras y plumas de bronce que, al ser un gran número, se habían convertido en una auténtica plaga que devastaba los campos al comer los frutos, destruir cosechas y atacando hombres y ganado. Heracles consiguió que levantaran el vuelo gracias a una especie de castañuelas de bronce y, una vez en el cielo, matarlas con sus flechas.

6. Los Establos del Rey Augías. 

El rey de la Élide había heredado de su padre Helio numerosos rebaños, pero llevaba cerca de 30 años sin quitar el estiércol de los establos, por lo que los campos estaban privados del abono necesario para su fertilidad. Estos establos albergaban tres mil bueyes y Heracles se dispuso a limpiar todo aquello en un día, desviando el curso del río Alfeo (o dos, Alfeo y Peneo), haciéndolo pasar a través de los establos. 

7. El Toro de Creta.

Heracles fue enviado a capturar vivo a un toro indomable, propiedad de Minos, el rey de Creta. A pesar de que echaba fuego por las narices, consiguió dominarlo y se lo llevó a Grecia.

8. Las Yeguas de Diomedes.

Tuvo que ir a Tracia a apoderarse de cuatro yeguas de dicho rey, que se alimentaban con carne humana. Se las arregló para que devoraran a su propio dueño, tras lo cual se volvieron mansas.

9. El Cinturón de Hipólita.

Euristeo mandó a Heracles a que consiguiera para su hija, Admete, el cinturón de Hipólita, la reina de las Amazonas (el cual fue un regalo de Ares como símbolo del poder que ella tenía sobre el pueblo). Tras un duro enfrentamiento, Heracles la mató y le quitó el cinturón.

10. Robo de los Toros de Gerión.

El rey ordenó al héroe que se apoderase de los Geriones, o toros de Gerión, a un gigante de tres cabezas que vivía en una isla en el oeste. Lo mató y le robó los susodichos animales, llevándolos hasta Euristeo en el carro del sol, según unas versiones, o llevándolo por tierra, según otras, como último viaje jalonado de aventuras.

11. El Can Cerbero.

El rey, en esta ocasión, le mandó un arduo trabajo: devolver a la tierra a Cerbero, monstruo con forma de perro con tres cabezas, una serpiente por cola (y cabezas del animal en el dorso), que había sido colocado por Hades en las puertas del Inframundo. Heracles se presentó a su tío, pidiéndole autorización, accediendo el dios siempre que lograse dominarlo sin servirse de armas. Heracles bajó, luchó contra él y consiguió capturarlo, conduciéndolo hasta Euristeo. No obstante, el miedo del rey fue tal que le ordenó que fuese devuelto a su lugar de procedencia. 

12. El Jardín de las Hespérides.

El rey, por último, pidió que le llevara las manzanas de oro que crecían en un jardín custodiado por un dragón y por unas ninfas llamadas Hespérides. Estas frutas eran el regalo que hizo Gea a Zeus y a Hera el día de su boda y ésta las mandó plantar en su jardín. Cuando Heracles llegó al lugar, propuso a Atlas sostener la bóveda celestial si a cambio conseguía las manzanas. Éste accedió, pero tanto le gustó verse libre de su carga que propuso llevar él mismo las manzanas a Euristeo si Heracles seguía sosteniendo la bóveda. El héroe fingió aceptar complacido, diciendo al gigante que se hiciera nuevamente cargo del peso para buscar una almohadilla para sus hombros. Una vez hecho esto, el héroe huyó, llevó las manzanas a Euristeo y como éste no supo qué hacer con ellas, las rechazó. Heracles se las entregó a Atenea para que las pusiera de nuevo en el jardín. 

Una vez completados los trabajos, Heracles quedó libre y se le asocian diversas aventuras que encontraréis en el blog en una futura entrada.

Como habréis podido comprobar, los caprichos de un rey son incongruentes y muy curiosos y las tareas realizadas por este gran héroe no fueron pocas, ni sencillas. 

¿Sois capaces de recordar cuántos de estos trabajos aparecen representados en la película de animación? ¡Me encantan estos detalles!

Si os ha gustado y queréis más, espero vuestras opiniones abajo en comentarios. 

¡Gracias por estar ahí! Os leo.