Prometeo: el titán que desafió a Zeus

Rescatamos la mitología griega con ganas y, aunque os dije que me iría metiendo de lleno con héroes y heroínas, bien es cierto que quiero hablar primero de Prometeo, el titán que no temía a los dioses... El titán que desafió al mismísimo Zeus. 

Se le conoce como el "titán amigo de los mortales" pues, su hazaña más destacada, fue precisamente robar el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos. 

Se le considera protector de la civilización humana precisamente por este motivo, por haber introducido el fuego en nuestra vida y ser inventor del sacrificio, ofreciéndole diversas opciones a los humanos, por lo que fue duramente castigado por el Dios Supremo. Un ser ávido de conocimiento y simpatía por la raza mortal que disgustó ferozmente a los dioses. 

Prometeo era hijo de Jápeto y la Oceánide Asia (aunque, como siempre ocurre con los diversos escritos, también se le asocia a Clímene) y, como hermanos, tenía a Atlas, Epimeteo y Menecio, superándoles claramente en astucia y engaños. Alguna versión sostiene que Prometeo fue engendrado por Hera tras una violación durante su adolescencia y eso sería el detonante de la furia de Zeus, pero realmente tiene menos sentido (dentro del que podemos otorgarle a los mitos clásicos). 

Como inventor de los sacrificios que hemos dicho que era, su primera gran afrenta contra el dios fue sacrificar a un buey y dividirlo en dos partes: en una, piel, carne y vísceras y, en la otra, los huesos cubiertos de grasa. Le diría a Zeus que eligiera la parte que comerían los dioses y, al dejarse llevar por la capa de grasa, eligió la segunda opción. Una vez descubriera que se trataba de los huesos, la rabia que sintió hizo no solo que Prometeo se le metiera entre ceja y ceja, sino que quisiera vengarse de los humanos. 

Como curiosidad, huelga decir que por ello existía la costumbre de quemar los huesos tras los sacrificios de los animales a los dioses y así comer la carne. 

Indignado, Zeus les prohibiría el fuego. 

El titán decidió robarlo, ascendiendo al Monte Olimpo y cogiéndolo para devolvérselo a los humanos (bien del carro de Helios o de la forja de Hefesto). Esta hazaña, junto con otras mostradas por distintos escritores, como el hecho de que robaba ciertas artes de otros dioses, servían para proporcionar al hombre los medios con los que ganarse la vida. 

Un dios de tal magnitud, encolerizado, condenó a Prometeo a ser encadenado en el Cáucaso. Allí permanecería viviendo una dolorosa tortura en bucle, pues Zeus envió a un águila a que se comiera su hígado. Al ser inmortal, dicho órgano volvía a regenerarse durante la noche, por lo que que cada día repetiría el mismo ciclo de dolor. 

Además de lo dicho, uno de los grandes castigos que quiso tener contra la humanidad fue la creación de Pandora pero, queridos lectores, de ella hablaremos en otra entrada. 

Para ir acabando con el mito de Prometeo, debemos hacer mención a que finalmente fue salvado gracias a Heracles, quien le encontró durante su viaje para completar sus trabajos. El semidios mató al águila con una de sus flechas y rompió las cadenas del titán, quien le guiaría a encontrar el Jardín de las Hespérides. Según cuentan, esto no fastidió demasiado a Zeus ya que, de este modo, estas hazañas ayudarían en la glorificación de su propio hijo. 

Como de costumbre, os dejo con obras en las que se reflejan - sobre todo - la tortura a la que sometieron a Prometeo y, como siempre, sabéis que podéis encontrar mucho más investigando, pero intento que este tipo de entradas resulten lo más amenas posibles. 

¿Conocíais el mito de Prometeo?

¿A quiénes querríais ver por el blog?

Contadme, os leo.