¡Feliz Día del Libro y Sant Jordi!

Para que sea algo más completo, se me ha ocurrido que podía traeros por aquí la historieta que forma parte de este día pues, dentro de las leyendas cristianas de santos y mártires, debo reconocer que es una de mis favoritas. 

Pero antes de ello, tengo que felicitaros por este día: a los Jorges, puesto que hoy 23 de Abril, es su día; a Cataluña que lo celebra de una forma muy especial y a todos aquellos amantes de la lectura y a los que no, porque quizá es un buen momento para empezar a dedicarle tiempo a la magia de los libros. 

¡Feliz Día del Libro!

Este Día Internacional del Libro es una conmemoración que tiene el objetivo de fomentar la lectura y, se celebra este día por la muerte de grandes escritores como William Shakespeare, Miguel de Cervantes o Garcilaso de la Vega, entre otros. 

Y esta vez si, sin más dilación, voy a empezar con el tema que nos ocupa.

Jorge fue un soldado romano educado en la fe cristiana que, tiempo después, sería mártir y venerado como santo. Debido a su forma de ser, no tardaría en ascender y, al cabo de no demasiado tiempo, se convertiría en la guardia personal del emperador Diocleciano.

Tiempo después el emperador emitiría un edicto autorizando la persecución de los cristianos por el Imperio y, cuando se dirigieron al soldado para que se dedicara en cuerpo y alma a dicha orden, tuvo que confesar que era cristiano y lo sometieron ciertas torturas. No tuvieron demasiado éxito, por lo que fue ordenado que se le ejecutara. 

Fue decapitado y, según cuentan, el 23 de Abril del año 303 los testigos convencieron a la emperatriz Alejandra y a otras personas paganas para convertirse al cristianismo, uniéndose a Jorge en su martirio. 

Puede ser una historia dudosa pero, la cuestión, es que sería canonizado tiempo después.

Sin embargo, esto solo sirve para poneros un precedente, ya que la verdadera historia que me apetecía traer hoy por aquí era la conocida como "Leyenda Dorada" o, especialmente, "San Jorge y el Dragón": un cuento de hadas sobre caballeros, princesas y dragones, propio de Occidente. 

Cuenta la leyenda que, en un pequeño reino, habitaba una terrible bestia que amenazaba a la población. Se trataba de un inmenso dragón que habitaba cerca de un lago. Otras versiones cuentan que se formaría su nido en la fuente que abastecía de agua el reino.

De cualquier modo, era feroz y amenazaba constantemente a los ciudadanos, por lo que decidieron hacer ofrendas en sacrificio de animales para atenuar su ira. Al cabo de largo tiempo, acabarían con los animales de la región y eso los hizo enloquecer, hasta que recordaron que la princesa tenía un corderito. 

El rey ordenó que lo llevaran, por más que ella se negara, pero el dragón se sintió ofendido por tan pequeña ofrenda que acabó con él de un zarpazo, casi exigiendo que los sacrificios fueran mayores. 

Fue el momento de que empezaran a ofrecer sacrificios humanos, siendo más concretamente mujeres menores de 15 años. Es posible que fuera elegido a modo de sorteos, por lo que el sufrimiento de las familias era imposible de subsanar, hasta que un día le tocó el turno a la princesa...

Llegaría a oídos del solado Jorge que, montado sobre un corcel blanco, llegaría al lugar donde se encontraban para enfrentarse a la bestia.

En una terrible batalla entre el dragón y el caballero, éste último consiguió reunir toda su fuerza y, con su lanza (o espada), hirió levemente al animal en la cabeza, pidiendo que la princesa le entregara el cinturón que se hizo con la piel del cordero para que, al pasársela a la bestia, pasaría a ser tan manso como aquel desgraciado animal.

Otras historias hablan de que le dio muerte y que, de su sangre, brotó una rosa roja. Jorge la tomó y se la regaló a la princesa, quienes quedaron enamorados y, aunque explicara al pueblo su fe cristiana, se dice que el rey le brindó la mano de su hija en matrimonio. 

Se podría decir que esta última es la más popular y la que ha dado origen, definitivamente, a la tradición celebrada en Cataluña en la que el hombre regalaría una rosa a su amada y, tiempo después, ella le entregaría un libro. 

Espero que os haya gustado, tanto si la conocíais como si no. He intentado ser breve para que no quedara demasiado largo. 

Y aquí os dejo una fotografía que le he hecho al regalo que me hizo mi madre, a quien siempre le gustó la costumbre (sobre todo por lo del libro) y, cada año, nos regala a mí y a mi hermano una rosa y un libro.

Los Amantes Mariposa de Benjamin Lacombe.

¡Que tengáis un magnífico día! Hasta pronto.